REFLEXIÓN

A partir de las entrevistas realizadas, obtuvimos como conclusión que la ley sufre un alto desconocimiento, y que en muchos casos no es respetada en ámbitos educativos. Las razones son varias, aunque una de las principales radica en la falta de renovación del material con el que trabajan las instituciones. 

A su vez, al hablar con un docente que enseña geografía en una institución privada, pudimos notar que el mapa bicontinental suele resultar difícil de emplear ya que, a la hora de estudiar el terreno argentino que corresponde al continente americano, se les hace muy difícil debido a que no tiene una buena definición de las provincias justamente por la escala que emplea dicho mapa. Lo mismo sucede a la hora de estudiar las bases en la Antártida.

Sin duda no se trata de falta de predisposición por parte de los educadores ni los educandos, ya que podemos destacar el hecho de que al conocer sus implicancias la mayoría de los entrevistados se muestran a favor de la promulgación de la ley, cualquiera fuesen los motivos. Tal vez como medida no despierta un nacionalismo inusitado, ya que la lejanía con la Antártida se mantiene implícita a pesar de la corrección de escala en el mapa; sin embargo, una segunda mirada al mapa bicontinental despierta un sentimiento de pertenencia, que no puede resultar menos que positivo.

La difusión de este tipo de información resulta clave, tanto para las personas en edad de formación educativa como para quienes ya han atravesado este período. Constituyen un derecho que no debería pasarse por alto, ya que la omisión contribuye al desconocimiento.

Aparentemente no hemos sido los únicos que notamos la falta de difusión de la ley 26.651 en los organismos e instituciones nacionales y provinciales, debido a que el 26 de mayo de 2014, el gobernador Daniel Scioli y el ministro Agustín Rossi, se mostraron juntos en un acto para firmar un acuerdo de cooperación nacional y provincial para impulsar el uso del mapa bicontinental aunque la ley fue sancionada en el 2010.